Cada lóbulo tiene unos 5 cm de largo y 2 cm
de ancho.
El examen físico del tiroides se realiza mediante inspección
y palpación.
Normalmente, el tiroides no se aprecia
en la inspección y prácticamente, no se palpa; si es de
tamaño normal, solo se logra su palpación con especial
cuidado y con reglas precisas.
Si con ello se detecta aumento de volumen, debe realizarse
también la auscultación de la glándula (presencia o
ausencia de soplo en tiroides vascularizadas) y la medición
del cuello.
La glándula está unida a la tráquea y se eleva cuando
el individuo traga. Para que la inspección y la palpación
sean de mayor utilidad, usted debe explorarla también,
mientras el sujeto traga.
Inspección
Observe la región anterior del cuello de frente y de
perfil, de ser posible con una iluminación tangencial, que
puede ayudar a detectar mejor, cambios sutiles en el contorno
o la simetría
Primero, pida a la persona que mantenga la cabeza y
el cuello en una posición normal y relajada. Observe si
existe alguna desviación de la tráquea, así como las delimitaciones
del cartílago tiroides y cricoides, y fíjese si
hay algún aumento de volumen. Después, pida
que extienda ligeramente el cuello, inclinando la cabeza
hacia atrás, y que trague un sorbo de agua. Observe en
ese momento, el movimiento simétrico hacia arriba de la tráquea y los cartílagos laríngeos y, de existir algún aumento
de volumen, si este también se desplaza.
Palpación
Abordaje posterior
Párese detrás de la persona, que debe estar sentada con
el cuello ligeramente flexionado, para relajar los músculos.
Se realiza entonces, la palpación del tiroides utilizando
la técnica de Quervain, que consiste en rodear el
cuello con ambas manos, con los pulgares descansando
sobre la nuca y los cuatro dedos restantes hacia los lóbulos
de cada lado
Primero coloque ligeramente los pulpejos de sus dedos
índice y del medio, por debajo del cartílago cricoides,
para localizar y palpar el área del istmo. Repita la maniobra
mientras la persona traga un sorbo de agua, lo que
causa elevación del istmo y permite precisar aún más su
textura, como de goma o elástica. Después, pídale que incline ligeramente su cabeza hacia el lado izquierdo, para
palpar el lóbulo derecho.
Utilice los dedos en el lado opuesto para desplazar la
glándula en dirección lateral, hacia el lado derecho, de
manera que los dedos que palpan puedan sentir mejor el
lóbulo. Pida a la persona que trague, mientras examina el
lóbulo. Repita el procedimiento en el lado opuesto.
Abordaje anterior
Párese frente a la persona, cuyo cuello debe estar relajado,
pero ligeramente en extensión, para exponer mejor
la glándula subyacente. Ahora las manos se colocan alrededor
del cuello, pero con los pulgares en el plano anterior,
que son los que palpan. Palpe los lóbulos tiroideos
utilizando las dos técnicas descritas a continuación:
De frente al sujeto, el pulgar de cada mano palpa sucesivamente
el lóbulo del lado opuesto, en busca de
nódulos (maniobra de Crile)
Palpe también los lóbulos laterales, con una variante
de la técnica anterior (maniobra de Lahey). Se coloca el pulpejo de un dedo pulgar contra la cara lateral de la
tráquea superior, empujando hacia el lado opuesto, con
lo que el lóbulo del lado hacia el que se empuja, se
exterioriza más hacia delante y puede ser más accesible
al pulgar de la otra mano; esta maniobra se completa
con la deglución, mientras se palpa.
Auscultación
Recuerde la necesidad o no de auscultar el tiroides, especialmente
cuando se sospecha hiperfunción de la glándula
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