SubTipos de Rosácea
1. Rosácea eritematotelangiectásica.
Caracterizada por flushing
y eritema centrofacial persistente, con o sin telangiectasias. Puede existir edema centrofacial, sensación de picor y
quemazón, así como descamación.
2. Rosácea papulopustulosa.
Eritema centrofacial persistente,
con pápulas y/o pústulas transitorias de distribución
centrofacial, o también periorificiales (periocular, perinasal
o perioral). Recuerda al acné vulgar, y se diferencia por la
ausencia de comedones. Con frecuencia este subtipo
de rosácea coexiste con el primero.
3. Rosácea fimatosa.
Es posterior en el tiempo a los
subtipos I y II, y suele compartir rasgos con aquellos.
Consiste en un engrosamiento cutáneo, con nódulos irregulares
debidos a una hipertrofia del tejido conectivo y de
las glándulas sebáceas. Puede localizarse de forma muy
pronunciada en la nariz (rinofima), pero también
es posible su localización en el mentón, la frente, las mejillas
y las orejas.
4. Rosácea ocular.
Se debe considerar la posibilidad de
que un paciente presente una forma ocular de rosácea cuando
presente uno o más de los siguientes signos y síntomas:
hiperemia conjuntival interpalpebral, sensación de cuerpo
extraño, escozor, quemazón, sequedad, picor, fotofobia, visión
borrosa, inyección conjuntival o palpebral, o eritema
periocular y palpebral. También se pueden producir blefaritis,
conjuntivitis, irregularidad de los márgenes del párpado1,
orzuelo, chalazión e, incluso, disminución de la agudeza visual
por queratitis punctata o marginal, úlceras o infiltrados
corneales.
Las alteraciones oculares no coexisten necesariamente
con las cutáneas, de forma que hasta un 20% de los pacientes
con rosácea presentan signos y síntomas oculares antes
que las manifestaciones cutáneas
Tratamiento:
Se debe informar a los pacientes de forma adecuada acerca
del proceso que padecen, de forma que comprendan su enfermedad
y entiendan que no existe un tratamiento curativo,
pero que se conoce una serie de medidas que pueden controlar
y minimizar la progresión de la sintomatología. La mejoría,
lenta pero gradual, requiere paciencia y perseverancia.
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